Lorquí es un municipio enclavado en la Vega Media que cuenta con un importante patrimonio cultural, agrícola e industrial. Hasta el desarrollo de los años 60 fue un pueblo eminentemente agrícola y conservero, y aunque mantiene su carácter huertano ha ido transformándose y adaptándose a la industrialización y modernización de los procesos. Vestigios de aquel pasado son las chimeneas, que salpican su paisaje, y las norias y acequias que además hablan de su carácter vinculado al río. Además, hoy mantiene industrias artesanas y tradicionales, con la delicadeza de las manos de sus trabajadores, como la herencia de aquel pasado, que conviven con industrias modernas adaptadas a los nuevos tiempos.
Por todo ello, Lorquí bien merece una visita. Y con un agradable paseo uno puede rememorar aquel pasado, descubrir el presente y visualizar un futuro.
Parada 1. Mirador de la Mota del Río Segura.
Teniendo como punto de partida el Parque de la Constitución ubicado junto al Río Segura, en la zona más alta del mismo, se puede divisar el paso de las aguas custodiado por la sombra de los árboles y vegetación de ribera. En las décadas de los 40 a los 60 esta zona estuvo dedicada a la plantación de manzanos que exportaban a Madrid, aprovechando el tren. Los márgenes los ocupaban membrilleros y moreras. Poco después de esas fechas, vino el ‘boom’ de los albaricoqueros y melocotoneros.

Parada 2. Diente del Río Segura.
Este punto, desde el que se observa toda la huerta ilorcitana, servía de baño para niños y adolescentes hace unas décadas. Después, la mota se convierte en un paseo asfaltado hacia la pedanía de Los Palacios, donde están ubicadas las fábricas de cartón y la mítica Casa de la Cierva.
Parada 3. La Casa de la Cierva.
La Casa de la Cierva es un antiguo palacete rural del siglo XX propiedad del exministro y presidente del Gobierno del reinado de Alfonso XIII: Juan de la Cierva y Peñafiel; padre del también político e ingeniero, precursor del autogiro, Juan de la Cierva y Codorníu.
La construcción presenta dos momentos: por un lado la casa rural del siglo XIX, de la que permanecen la torre y otros peculiares elementos arquitectónicos, y la transformación de ésta en palacete en 1915 por parte de la familia de la Cierva. Destacan las almenas y la forja de sus cerramientos con un patio central que confieren al conjunto caracteres románticos e historicistas.
Además, Juan de la Cierva construyó una fábrica en 1919 anexa al palacete y pionera entre las fábricas conserveras de Lorquí. Destacan dos chimeneas, una de planta circular y otra cuadrada, que dan al conjunto arquitectónico un gran valor cultural. La finca de La Arboleda fue la primera de regadío sobre las antiguas tierras de secano.

Parada 4. Noria de El Rapao.
Marchando por el carril o camino de la Condomina llegamos a la Noria de El Rapao. Se cree que fue construida en el siglo XVIII y su estructura de hierro y madera con 112 cangilones y 156 paletas llegó a regar más de 300 tahúllas. Está declarada Monumento Histórico Artístico Nacional.
Parada 5. Molino de Paco.
Molino de agua ubicado en el paraje de La Condomina, situado junto a las acequias menores, conocido anteriormente como Molino de la Encomienda y que mantiene toda su estructura hidráulica y molienda.
Parada 6. Noria del Marqués de Corvera.
Noria de hierro y madera situada en pleno casco urbano y en funcionamiento que mueve el agua y recibe a los visitantes a su llegada al municipio.

Parada 7. Chimenea de la fábrica de Matías Martínez-Carbonell.
Volviendo al casco urbano, encontramos la única chimenea que queda de esta gran fábrica, declarada Bien de Interés Cultural. De planta circular, servía para dar tirada energética a la conservera.